Abrazos que se perdieron
en el tenue laberinto del tiempo
en el baldío azul de un mar sin calma
en el abrazo que el sueño
indagaba tras de ti.
Allá, donde no hay tregua, ni olvido,
ni memoria impoluta,
ni soborno a los años,
allá, comenzaré.
He de buscarlo de nuevo,
he de esgrimir tus brazos
con olas de eternidad.
Carmen Rivero