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Deriva Escuela es un espacio de encuentro y formación en torno a la fotografía, el cine y la literatura que entiende estas formas como lenguajes expansivos e interrelacionados que siempre están en movimiento y que tienen como objetivo fundamental el encuentro entre las personas y la comunicación entre las mismas.

El origen de Deriva Escuela se encuentra precisamente en la querencia de compartir espacio y tiempo en torno a la fotografía contemporánea que sus fundadores comenzaron a propiciar hace más de diez años en la ciudad de Granada.

Por un lado, El Trapiche, como asociación por la difusión de la fotografía contemporánea desde el año 2011 y por otro, Ínsula Sur, desde 2011 como asociación de artistas visuales y productora audiovisual, aunaron en 2017 su experiencia, su pasión, su gente y sus ganas de transmitir sus conocimientos y sus visiones del mundo para crear una escuela de carácter humanista en un tiempo vertiginoso en el que el uso de las imágenes y el modo de narrar con ellas determinan cómo estar en el mismo. Se trató entonces de una fusión derivada de diversas activides: jornadas de encuentro en torno a la fotografía, el cine y la literatura; visionados de fotografía, sesiones de cine fórum y talleres monográficos autorales; creación de fanzines y otros proyectos editoriales. Estas, sentaron las bases de lo que la escuela ha llegado a ser: un espacio para el encuentro y la formación entre personas con inquietudes y perspectivas tan similares como diversas.

Después de este tiempo y tantos cambios en nuestra sociedad, la experiencia profesional de cada una de las personas que conforman nuestro equipo y nuestra actividad docente y creativa en los campos de la fotografía, el cine y la literatura, junto a la capacidad de adaptarse a las exigencias del sector educativo de las artes visuales, fundamentan el carácter renovador que la escuela ofrece.

En Deriva Escuela creemos que el encuentro entre las personas y las cosas que desean contar a través de sus diversas formas de expresión es más necesario que nunca. Las artes visuales nos enseñan el mundo y sus lenguajes están vivos y en continuo movimiento. El lenguaje de las artes visuales se transforma y su práctica puede transformar el lenguaje. El aprendizaje en colectivo de las artes visuales determina un modo claro de habitar en el mundo: en común, juntxs, a la deriva.